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miércoles, 16 de septiembre de 2020

Amazonia hoy. Apuntes desde la óptica de ALER.

Comparto un artículo escrito por Hugo Ramírez, Coordinador General de ALER sobre la situación actual de la Amazonia. 

AMAZONIA HOY. APUNTES DESDE LA ÓPTICA DE ALER

La Amazonía, ese perfecto bioma que en millones de años ha ido moldeando y modelando la propia evolución de la naturaleza, atraviesa hoy otro de los momentos más desafiantes y dramáticos en ese largo historial de acontecimientos dolorosos y nefastos registrados a lo largo del tiempo. A los peligros y amenazas ya existentes como el extractivismo formal e informal, la violencia, presencia de grupos armados, traficantes de drogas y contrabandistas, débil institucionalidad del Estado, presencia de empresas transnacionales, entre otros; se ha sumado ahora un enemigo silencioso con un alto grado de letalidad: la COVID-19.

COVID-19 y pueblos indígenas.

https://www.filac.org/wp/comunicacion/filac-informa/myrna-cunningham-ante-la-crisis-del-covid-19-pueblos-indigenas-posicionan-el-buen-vivir/

Al igual que la viruela, sarampión, escarlatina y otras tantas enfermedades que trajo el proceso de conquista y colonización desde 1492, diezmando en pocos años a millones de habitantes de pueblos y comunidades del Abya Yala; la COVID-19 se presenta hoy como otra de las más serias amenazas para la continuidad de la vida en los territorios amazónicos.

En el Informativo Voces de la Pan Amazonia (1) de la primera semana de septiembre, Estefany Escobar del Grupo Comunicarte-Colombia, daba cuenta de la existencia de 70 pueblos afectados, más de 10 mil casos confirmados, 9 mil recuperados y la pérdida de 339 vidas, según el Boletín informativo de la 0rganización Nacional Indígena de Colombia (ONIC).

El balance global de los efectos de la pandemia en la pan Amazonía hasta el 8 de septiembre del 2020 lo otorga la COICA y la REPAM que, en su registro semanal (2) consigna la cifra de 55.659 casos confirmados, 1.734 personas fallecidas y un aproximado de 232 pueblos/nacionalidades indígenas afectados por la COVID-19. Brasil, Perú, Bolivia, en ese orden, son los países amazónicos más afectados.

El creciente número de personas infectadas por causa de la pandemia es la resultante de un conjunto de factores que conspiran para el agravamiento del problema. Una de ellas es la deficiente o nula infraestructura hospitalaria y sanitaria que no se ha dado abasto para responder a la emergencia sanitaria. Tanto así, que además del alto grado de mortandad en poblaciones como en Iquitos-Perú, el número de personas contagiadas alcanzó al 93% de la población según un estudio realizado en julio por la Dirección Regional de Salud de Loreto.

La investigación reveló que el 71 % de los casos encontrados ya había superado la infección, mientras que un 22 % todavía presentaba el coronavirus en su organismo en una población de 413.000 habitantes. La carencia de un mayor número de hospitales, la falta de equipamiento adecuado, el poco personal médico muestra que la población estuvo a merced de su suerte. Se salvaron cómo pudieron. Si esto ocurre en la segunda mayor ciudad de la Amazonía, después de Manaos en Brasil, se puede fácilmente imaginar la situación en el resto de pueblos, comunidades, caseríos de los países pan amazónicos.

Las enormes distancias, la ubicación de los pueblos en zonas remotas, la fragilidad económica de las familias, la práctica de convivencia en comunidad en sus malocas, la poca costumbre de asistencia a los centros hospitalarios y preferencia de sus prácticas medicinales propias, son también elementos que contribuyen a que la pandemia se expanda como un reguero de pólvora.

La situación de emergencia fue señalada en diversos foros por el propio coordinador de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica, COICA, Gregorio Díaz quien advirtió que las comunidades indígenas no cuentan con médicos, materiales de prevención o programa específico desde los gobiernos locales y de ámbito nacional, para combatir el coronavirus, y que los sistemas públicos de salud no llegan a las comunidades indígenas para hacer pruebas diagnósticas.

La ineficacia de los gobiernos se extiende a las medidas adoptadas en el combate de la pandemia. En el caso peruano, la ayuda económica ofrecida a las familias en las primeras semanas de decretada la cuarentena, resultó contraproducente en contextos como el amazónico donde las personas beneficiadas que mayoritariamente no tienen cuentas bancarias, tuvieron que viajar largas jornadas hasta encontrar una oficina del banco. Allí, se aglomeraron en largas filas y fue el marco adecuado, el caldo de cultivo perfecto para la propagación del virus. Existe un dicho popular que indica que el remedio resultó peor que la enfermedad. Resultó peor, por la ratificación del desconocimiento histórico desde los gobiernos y de la propia realidad. Algo que no es, en modo alguno, una novedad en Perú y en el resto de países amazónicos.

Los efectos y consecuencias de la pandemia son incluso más letales que la propia enfermedad. La muerte de cientos de personas indígenas, de sabios, abuelos y abuelas de las comunidades, entre ellos líderes históricos como Santiago Manuin del pueblo Awajun, Marco Rivadeneira en la selva del Putumayo colombiano, entre tantos otros y otras, constituyen una pérdida irreparable en la memoria histórica de los pueblos. Perder la memoria es perder la identidad diluyendo con ello su cultura. Con ellos se ha ido todo un legado de lucha, organización, sabiduría en la conservación y preservación de la naturaleza, de la vida.

Extractivismo vivito y coleando

http://www.lavanguardiadigital.com.ar/index.php/2018/05/27/dos-caras-de-una-misma-moneda-extractivismo-y-conservacion/

La irrupción de la COVID-19 en la Amazonía es solo el agregado de un nuevo problema que se suma a una crisis preexistente con características estructurales y sin real voluntad política de resolverlo por parte de los centros y poderes de decisión. En el punto central de los problemas se encuentra una de las actividades históricas como el extractivismo, del cual se han generado y derivado otra serie de situaciones de real peligro.

Aun en el periodo de cuarentena, inamovilidad y distanciamiento social, la actividad extractiva ha seguido su rumbo destructor. Testiga de los hechos es Mónica Villanueva Galdós, Directora de Comunicaciones y Gestión Cultural en el Centro Cultural José Pío Aza (3). En el webiradio “Casa común, espiritualidades y pandemia”(4) organizado por ALER denunció que “Las actividades extractivas siguen caminando” y dejó la pregunta abierta si alguien debía decir algo.

El extractivismo en tiempos de pandemia no sólo camina, sino también incentiva la corrupción. En la última semana de agosto, agentes de la División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad de la Policía Nacional del Perú junto con la Fiscalía Especializada en Corrupción de Funcionarios detuvieron a 17 miembros de una supuesta organización criminal. Estaba integrada por ex gerentes regionales forestales y de fauna silvestre, policías y fiscales de la región selvática de Madre de Dios, quienes aparentemente falsificaban, desde el 2016, documentación que daban la apariencia de legalidad para el transporte de madera. (5)

El avance de la industria extractiva y la de la agroindustria legal y no legal en el bioma pan amazónico no se ha detenido, por el contrario aumenta. Cifras otorgadas por el Instituto Brasileño de Investigación Espacial, INPE, señalan que entre marzo de 2019 y marzo de 2020, la Amazonía brasileña perdió más de 9.000 kilómetros cuadrados de cubierta forestal. La pérdida forestal en abril aumentó en un 64% en comparación con el mismo periodo en 2019.

¿Alguien dice algo?, se pregunta Villanueva y los gobiernos no responden, sólo actúan. No en favor de la conservación y cuidado de la Amazonía y quienes habitan en ella, sino en favor de determinados grupos. El sacerdote Edilberto Sena en su comentario semanal del 11 de junio último en el informativo Voces de la Pan Amazonía (6), llamaba la atención que el ministro de Medio Ambiente del Brasil, Ricardo Sales venía alentando a los grileiros a invadir las tierras públicas. En total se identificaron 9,900 registros de propiedad cuyos límites coinciden con los territorios indígenas de pueblos en situación de aislamiento que, en teoría, están protegidos. Como se sabe, el grilagem en Brasil, es una práctica antigua, que consiste en la utilización de documentos falsos para forjar la titularidad y reivindicar la tenencia de tierras de manera ilícita.

Esta panorámica deja en claro que la deforestación, el acaparamiento de tierras, las quemas, la ganadería exportadora, los mega cultivos de soja y palma aceitera; la minería legal e informal, hidroeléctricas, extracción de petróleo siguen activos, convirtiéndose en trasmisores del coronavirus en las comunidades de la región amazónica.

En el fondo, lo que está en juego es el interés de los gobiernos de mantener las prácticas extractivas sobre cuya economía primaria basan el sostenimiento de sus respectivos países. Con mayor razón en este periodo de pandemia se ha profundizado la crisis económica y agravado la deuda interna y externa.

Persecución a líderes y lideresas sociales.

https://www.elespectador.com/noticias/judicial/lideres-sociales-protestan-en-la-fiscalia-por-estigmatizacion-y-persecucion-del-estado/

Cualquier discrepancia, cualquier llamado de atención, cualquier denuncia de las y los líderes sociales, defensores/as de los derechos humanos, dirigentes de las organizaciones sobre los atentados que se cometen en contra de la Amazonía y los derechos de las personas y la naturaleza, no es tolerado por parte de las fuerzas oscuras.

Sólo en Colombia, en lo que va del 2020, se han producido 55 masacres hasta el 8 de septiembre. Otras 218 personas fueron asesinadas según las estadísticas proporcionadas por el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ) (7). Entre ellas se encuentra el recordado líder social Marco Rivadeneira, quien entregó su vida por la mejora de las condiciones de las comunidades del Putumayo. Rivadeneira defendía ante las empresas petroleras y otros actores, el carácter amazónico de este departamento.

Con pandemia o sin ella la disputa por el control del territorio por parte de los diferentes grupos de interés, es una realidad que sobrepasa al diálogo. Los grupos armados regulares e irregulares continúan teniendo presencia en zonas amazónicas de Perú y Colombia. El narcotráfico se vale de ellas para seguir con sus actividades ilícitas y extiende sus tentáculos violentos por Bolivia, Brasil, Venezuela, Ecuador como países de tránsito.

La disputa por el control del territorio compromete seriamente los derechos civiles y políticos de las poblaciones limitando el movimiento y la capacidad de denuncia. Más aún, en la situación de emergencia que se vive, se aprovecha el “Estado de Alarma” para ejercer un mayor control y militarización del territorio sea desde el Estado o desde las fuerzas irregulares.

Continúa el abandono selectivo del Estado

En los análisis sobre la presencia del Estado en los territorios amazónicos se ha insistido en el llamado “olvido histórico”. Es una realidad innegable que sólo se aplica en la atención de los pueblos y comunidades. La inversión de los gobiernos en salud,

educación, vías de comunicación es ínfima o nula en relación con los avances de las capitales y principales ciudades de los países amazónicos.

Gregorio Díaz Mirabal, representante de la COICA (Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica) lo grafica de este modo: “Una vez más, sentimos que esta crisis estructural de la vida, del poder, de las empresas, del egoísmo, de la injusticia, desnuda el abandono histórico de los pueblos indígenas”.

Sin embargo, el Estado si ha tenido y mantiene presencia selectiva en sus respectivos territorios amazónicos para los asuntos que sólo despiertan su interés. Lo ha tenido en el pasado cuando encontró en el caucho una fuente de riqueza económica o cuando alentó procesos de colonización con fines que hoy resultan completamente ofensivos.

Durante el siglo XIX, la administración peruana trató de incorporar la entonces distante Amazonía a la economía nacional, mediante el poblamiento y colonización de la región con inmigrantes europeos. El gobierno consideraba entonces que la cultura europea era «superior», por lo que se pensaba que los inmigrantes procedentes del viejo mundo eran los más aptos para lograr el desarrollo de esa región del Perú. (Vásquez 2009, 86). (8)

Lo tiene en la actualidad, en el presente, en su rol de continuar incentivando la inversión privada, aunque sin la garantía de tener un real poder regulador frente a la actuación de las corporaciones transnacionales. Su debilidad es histórica y se mantiene en el tiempo.

no pudieron resistir el embate y el poder de las grandes casas comerciales y transportadoras regionales que aliadas o bajo la invocación de poderosas compañías europeas, principalmente inglesas o bajo patente inglesa, como la Peruvian Amazon Company (Lagos, 2012: 67 y ss.), lograron poner a su servicio, o simplemente desconocer, a las autoridades aduaneras, a los ejércitos y a las incipientes administraciones fronterizas de todos los países amazónicos y en especial de Brasil, Colombia y Perú. (9)

La posición del Estado, su actuación contraria a los intereses y necesidades de sus ciudadanos y ciudadanas según la percepción de los pueblos y comunidades, ha alimentado una desconfianza que se traduce en resistencia. En lucha por una sola y gran demanda prioritaria. El respeto de su territorio:

“El único lugar seguro que las culturas de la Amazonía tienen son sus territorios (…) por lo que pedimos de manera estructurada a los Estados que respeten los territorios” (10)

Es el llamado de Tuntiak Katan, vice-coordinador de la COICA que entiende que ellos, sólo ellos y los aliados, tienen en sus manos la construcción y solución de sus problemas.

Tejiendo su propio futuro

Con la misma convicción con que los pueblos amazónicos, sus líderes y lideresas, asumen la defensa de su territorio, lo hacen también con el cuidado y preservación de su propia vida.

En el momento actual de la pandemia, los pueblos originarios, las organizaciones, promueven formas de combatirla. Ante la ausencia del Estado, la falta de personal sanitario, materiales de prevención o programa específico desde los Gobiernos para hacer frente al nuevo coronavirus, han cerrado el ingreso a sus territorios y generan sus propios alimentos e innovan en temas de medicina para contrarrestar la pandemia.

Existen experiencias como el Comando Matico (11) en la que la propia comunidad organizada promueve el uso de esta y otras plantas medicinales para aliviar los efectos de la enfermedad. Es la “ivermectina” de la selva dicen sus promotores aunque la OMS lo desmienta. Una vez más, se presenta el choque entre la medicina tradicional y la occidental. En todo caso, el consumo del matico no genera en la persona algún efecto adverso.

En lugares donde la señal de internet es posible, las comunidades en su proceso de apropiación de las tecnologías, han encontrado en el uso de las plataformas digitales formas de comunicación y de alerta contra el COVID-19. En diversos formatos (audio, video) comparten información de primera mano, comunican demandas, propuestas, alternativas. Es una forma de comunicar al mundo de lo que viene ocurriendo en la Amazonía.

El esfuerzo creativo de ir buscando alternativas propias para la resolución de los problemas en el caso de la pandemia se hace también extensivo para las otras dimensiones que desafían la supervivencia de los pueblos amazónicos. Es una lucha que contrarresta la amenaza permanente del ecocidio y etnocidio.

Amazonízate

Del lado de los pueblos originarios, comunidades, se encuentran otros actores que desde la selva real y la selva de cemento acompañan sus luchas y aspiraciones. Ecologistas, ambientalistas, conservacionistas, defensores/as de derechos humanos, defensores/as de la naturaleza, organizaciones de comunicación y diversas instituciones buscan articular esfuerzos por salvar este principal pulmón del planeta.

Uno de eso actores es la Iglesia Católica que ha dedicado un capítulo importante al tema de la Amazonía. La encíclica Laudato Sí, la exhortación post sínodo “Querida Amazonía” marcan una posición de defensa de la vida sintetizada en los sueños del Papa Francisco Sueño con una Amazonia que luche por los derechos de los más pobres, de los pueblos originarios, de los últimos, donde su voz sea escuchada y su dignidad sea promovida. Sueño con una Amazonia que preserve esa riqueza cultural que la destaca, donde brilla de modos tan diversos la belleza humana. Sueño con una Amazonia que custodie celosamente la abrumadora hermosura natural que la engalana, la vida desbordante que llena sus ríos y sus selvas. Sueño con comunidades cristianas capaces de entregarse y de encarnarse en la Amazonia, hasta el punto de regalar a la Iglesia nuevos rostros con rasgos amazónicos. (12)

Las campañas “Amazoníza-te, de Desinversión en Minería, de Desinversión en Combustibles Fósiles impulsadas por entidades de la Iglesia Católica junto a otras Iglesias, es una muestra de esa voluntad real de traducir el discurso a la acción.

Las organizaciones sociales, organismos no gubernamentales, asociaciones, redes amazónicas, encuentran en el Foro Social Pan-Amazónico, FOSPA el espacio de reflexión y debate para la movilización. El FOSPA en movimiento, como ahora se ha denominado para no quedar inmovilizados por la pandemia, continua debatiendo y proponiendo alternativas en temas como la articulación de defensa de los ríos, democratización de las comunicaciones, educación intercultural, seguridad y soberanía alimentaria, cambio climático y megaproyectos. La virtualidad a través de las redes sociales y la radio son las plataformas por donde ahora se fomenta la reflexión.

El primigenio slogan de “Amazonizar el mundo”, anima a la recientemente conformada Asamblea Mundial por la Amazonía a emprender la tarea de hacer más visible la Amazonía; no sólo por los desastres que está causando el coronavirus sino porque se vuelve más evidente que las políticas económicas de ecocidio, etnocidio y terricidio avanzan peor que el virus. La Asamblea realizada los días 18 y 19 de julio con más de 3000 personas asistentes de todas partes del mundo hace una invitación contundente en su declaración final.

Sin embargo, en el medio del dolor, como si fuera un parto, algo nuevo está naciendo: un tejido rebelde de muchos espíritus del bosque y del cemento, que recuerdan que todas y todos somos Amazonía…

¡AMAZONÍZA-TE! Los ríos amazónicos nos atraviesan, nos dan aire, nos cantan canciones de libertad; somos hijas e hijos de la Tierra y el Agua, dentro de ellas nuestras raíces se nutren y coexisten con las estrellas del Jaguar en el Universo...(13)

Es en estos espacios donde también se encuentra involucrada ALER, desde la opción de la comunicación y la educación popular. Es desde la Red Pan amazónica de Comunicación que materializa su aporte, convencida que sólo articulando esfuerzos con las organizaciones y los propios pueblos y comunidades los cambios propuestos se darán.

Junto con las palabras del ex director de nuestra socia radio Marañón, Francisco Muguiro, la pandemia es una oportunidad para construir una nueva normalidad “donde nadie se sienta excluido, con una vida digna, con una naturaleza que se sienta querida y respetada. Una solidaridad mayor entre nosotros donde nos tengamos más en cuenta unos a otros” (14). El ideal de la tierra sin mal, el horizonte del Buen Vivir por el cual trabajamos.

Quito, 10 de septiembre de 2020

Hugo Ramírez Huamán.

Coordinador General

ALER

(1)  https://www.aler.org/node/7792

(2) https://redamazonica.org/wp-content/uploads/Mapa-18-COVID19-Pueblos-Indigenas-PANAMAZONIA-08.09.2020.pdf

(3) El Centro Cultural Amazónico “José Pío Aza” es una organización creada por los Misioneros Dominicos en el año 2003, dando continuidad a diversas iniciativas de dicha entidad religiosa destinadas a difundir la realidad social y cultural de las etnias amazónicas del sur oriente peruano, al tiempo de promocionar el conocimiento y análisis acerca de realidades sociales amazónicas, la defensa de sus culturas, la promoción del desarrollo de los pueblos indígenas y la conciencia solidaria.

(4) https://aler.org/node/7669

(5) Información proporcionada por Beatriz García del CAAAP y emitida en el programa Latido Indígena de ALER el 27 de agosto de 2020. https://www.aler.org/node/7762

(6) Informativo Voces de la Pan Amazonía. Emisión del 11 de junio de 2020. https://www.aler.org/node/7472

(7) http://www.indepaz.org.co/lideres/

(8) Eduardo Vásquez Monge. “La inmigración alemana y austriaca al Perú en el siglo XIX”, revista Investigaciones Sociales, Universidad Mayor de San Marcos, (2009), 86.

(9) Carlos Gilberto Zárate Botía, “Estado, conflictos ambientales y violencia en la frontera Amazónica de Brasil, Colombia y Perú”, Revista de Paz y Conflictos. Volumen 10. N 1 (2017). http://revistaseug.ugr.es/index.php/revpaz/article/view/5324

(10) https://www.aa.com.tr/es/mundo/ind%C3%ADgenas-amaz%C3%B3nicos-claman-por-ayuda-internacional-para-evitar-etnocidio-por-covid-19/1817766

(11) La experiencia fue abordada en el Contacto Sur, Emisión Vespertina de ALER el 25 de agosto de 2020. Producción de Beatriz García, Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP) - Perú https://aler.org/node/7754

(12) Exhortación Apostólica Post sinodal, Querida Amazonía del Santo Padre Francisco. http://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20200202_querida-amazonia.html

(13) Declaración de la Asamblea Mundial por la Amazonía, julio 2020. www.asambleamundialamazonia.org

(14) Webiradio. Casa común, espiritualidades y pandemia. https://aler.org/node/7669

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